Los peces saben contar

El mejor momento para escribir algo es cuando estás durante ese momento místico de inspiración, cuando vomitas sintagmas bellos y rotundos del estilo caminante no hay camino. Sin embargo, tras una noche de insomnio, leyendo libros más o menos pésimos y viendo películas más o menos magistrales, siempre sueles tener algo que decir. Como que el cine americano no es tan malo como pensabas, y que el maridodeMadonna, que, por cierto, se llama Guy Ritchie, era un gurú del séptimo arte antes de ser el maridodeMadonna. O como que Brad Pitt se ha convertido* en una especie de Dr Jeckyll y Mr Hyde para mí, capaz de aburrir hasta el suicidio (The Mexican) o de deleitar hasta el orgasmo (Fight Club, Snatch) O que las películas absurdas, con muchos colores, muchas historias, muchos tacos, mucho sexo, mucha violencia, muchas drogas son altamente adictivas. Y si todo está inconexo, más todavía. Sí, amigo, estoy hablando de El Gran Lebowski.

Yahoo.es dice que los peces saben contar, por lo visto hasta cuatro, para huir del acoso de otros peces.
Yo sé contar hasta trescientos, porque es a partir de ese número cuando empiezo a sentir el acoso de otros seres humanos. Y escapo hasta mi habitación, en plan genio loco y me siento a leer tranquilamente con mi bote de tres kilos de Cola Cao y mi leche hidratante Cien.

Efectivamente, el último párrafo es una parrafada para que la foto, que por cierto es harto graciosa, tenga algún sentido en la entrada sobre cineamericanoquemola. Y para mencionar también que quería poner la palabra ermitaño, en lugar de genio loco, pero como mi español está regresando a la etapa culo caca mamá quiero comer, no estaba segura de si era con hache o sin ella. Voy a dejar de leer a Bukowski y empezar con Cervantes. (no.te.jode)