
He aprendido a disfrutar de las cosas pequeñas. De una
sonrisa. De una
caricia. Somos unos afortunados por haber nacido aquí y no en Gaza, Somalia o Sudán. Aunque también los hay desafortunados a la vuelta de la esquina, Tortell Poltrona tampoco se olvida de ellos.
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a ver, princesa, dime...