Praça da Figueira

Los edificios tienen los azulejos desconchados y sucios. Los cables de los tranvías, enmarañados desordenadamente, forman una gran tela de araña cubriendo gran parte de la plaza. Indios, paquistaníes, angoleños, mozambiqueños, caboverdianos, rusos, rumanos; no hay portugueses sentados día y noche ante un cartel que reza en multitud de idiomas "Lisboa, ciudad de tolerancia". Claro que tampoco duermen al calor del aire que expulsan los respiraderos.
Hay una tienda de muñecas antiguas, otra de ginginha tradicional y panaderías portuguesas de toda la vida al lado de la entrada trasera de una de las cafeterías más caras de la ciudad alfacinha. Por encima de todo, coronando la escena, el destartalado cartel de la pensión Coimbra-Madrid se cae a pedazos.
Praça Figueira está a la sombra de otras dos grandes plazas lisboetas: la plaza del Rossio y la de Restauradores. En la primera están el teatro nacional, la entrada principal ala Pastelaria Suiça y el café Nicola. La segunda es el final de la glamourosa Avenida de la Libertad y allí encontrarás la nueva estación ferroviaria homónima o el Hard Rock Cafe.
Ven a Lisboa.