Mujer con la cabeza de rosas. Salvador Dalí, 1935
Todo se había impregnado de una normalidad inquietante, contando que era una perfecta extranjera por aquellas tierras. Su vuelta a la ciudad le había devuelto rutinas perdidas, como la de las clases los lunes por la tarde. Pero aquella tarde, resaca de una noche de nevada que había teñido la ciudad de blanco nieve primero y gris asfalto después, no era lectiva. Así que se enervó sin razones ni motivos con el mundo y echó a andar. Anduvo hasta que se le cansaron las piernas y entonces se topó con una tienda de juguetes. Una de las salas de la tienda era un almacén de piezas sin montar.
Compró uno de esos rompecabezas y pensó en la infinidad de metáforas que se le podían ocurrir a partir de aquel puzzle. Se sentó delante del teclado y empezó a escribir.
En mi ksa de Teis(si, en Vigo) hay puzzles de 1000 piezas, asi q cuando quieras...
ResponderEliminarQ tal por los Madriles?Sabes algo del trabajo?
Bicos Licuada.
Por qué extraña razón no aparezco como sinónimo en la definición de romántico,ca.?
ResponderEliminarLlevo unas horas dándole vueltas y la verdad es que no lo entiendo...