
Y eso se nota, porque ya más crecidita acabó adicta a los productos de papelería más absurdos. Chismes del estilo afilalápiz stop signal (más útil que una navaja suíza) o rotuladores fluorescentes Stabilo Limited Edition.
También se aficionó a los Post-it (conocidos ampliamente en el territorio español como posits) todos los colores, formas y texturas tienen cabida en su caja de sastre. Junto con los ciento veinticuatro bolígrafos, cuya variedad cromática va desde el blanco cal al negro ébano. Pasando por los pastel, pupurinosos y fosforito (sinónimo de fluorescente, pero por motivos de redacción de texto, queda inapropiado utilizar el mismo vocablo)
Y los mecheros. No es realmente una adicción. Más bien, una necesidad derivada del VICIO. Necesidad que se une a la increíble capacidad para perder todo lo que mida menos de diez centímetros acabaron por hacerle con una ingente colección de mecheros. Lástima que no sepa dónde están.
La historia está contada en tercera persona para esconder el hecho de que soy absolutamente... adiccionable.
la ultima foto muestra bien que deveras estas viciada a los posits :)
ResponderEliminarandrea te deo el platano-convite pa fiesta en la uni?
solo me dejo caer por aquí para decir:
ResponderEliminarhas dicho negro ébano??
ahivalaostiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa