
La vida es bella (1997) cuenta la historia de Guido Orefice, un judío italiano jovial, un poco poeta, un poco payaso. La primera parte cuenta la maravillosa y romántica historia con Dora, de la se enamora perdidamente y con la que, al finales de los años 30, se va a vivir a Arezzo (lugar de residencia del poeta Petrarca), donde monta una pequeña librería. La segunda nos presenta al hijo de la pareja, Giosué, como un jugador de un juego, un poco macabro, pero increíblemente tierno.
Las críticas a esta película por parte de algunos sectores de la población estadounidense venían porque vieron en el entrañable modo de Guido de ocularle a su hijo el horror de la guerra una ridiculización del holocausto. Nada más lejos de la realidad. La cruda vida en el campo de concentración se mezcla con la carrera del pequeño por ganar el gran premio final (un tanque de combate)
Digno de mención son los diálogos ágiles y divertidos y el toque Chaplin, guasón y enormemente crítico, que Roberto Benigni impregna a la cinta.
Las críticas a esta película por parte de algunos sectores de la población estadounidense venían porque vieron en el entrañable modo de Guido de ocularle a su hijo el horror de la guerra una ridiculización del holocausto. Nada más lejos de la realidad. La cruda vida en el campo de concentración se mezcla con la carrera del pequeño por ganar el gran premio final (un tanque de combate)
Digno de mención son los diálogos ágiles y divertidos y el toque Chaplin, guasón y enormemente crítico, que Roberto Benigni impregna a la cinta.
y es que tiene toda la razon.al final la vida siempre nos da un momento para respirar hondo y darnos cuenta de que realmente es bella...
ResponderEliminarvamonos a irlanda...
y por cierto, la falta de acentos tambien es por motivos ajenos a mi voluntad :P
ResponderEliminar"Es una historia sencilla, aunque no fácil de contar"
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