Los relojes blandos. Salvador Dalí, 1931. En el Moma de Nueva York.
En inglés, el título que más me gusta, Melting Clocks. Cuando tienes poco o nada que decir, no hay nada como sumergirse en un mundo surrealista, hasta que se pase el temporal que, claramente, no eres capaz de capear.
Sem comentários:
Enviar um comentário
a ver, princesa, dime...