[Tramo de reduplicaciones*] Supongo que todos los días nos enfrentamos al primer día del resto de nuestra vida. El día que empecé a ver Los Soprano supe que era el primer día del resto de mi vida. Y por eso nunca quise ver el final, porque tal vez así mi vida llegaría a un final estudiado al milímetro durante varios meses (o quizá años). No obstante me encontré con un nuevo primer día del resto de mi vida [Fin de tramo de reduplicaciones]
Algo parecido me está pasando con Un pequeño inconveniente de Mark Haddon. El ritmo de la prosa es tan frenético que podría haber terminado el libro en dos tardes (y eso que tiene casi 600 páginas), pero la simbiosis que estoy experimentando con el texto me obliga a esperar a que mi vida dé giros inesperados para poder descubrir los de la novela. Sin embargo, la abulia que me ha venido acompañando en las últimas semanas ha hecho que lo más interesante en mis días de trabajo y clase y ONG y traducciones sea descubrir que si busco en Spotify los valses clásicos tocados por la orquesta de Viena me sugiere como artistas relacionados a Bertín Osborne o a Luis Aguilé, ahí es nada. Eso y que en una semana he tenido que reorganizar mi habitación cuatro veces, porque, por increíble que parezca, el orden todavía no ha llegado mi cerebro. Que ya he abandonado el puzzle que había empezado con tanta ilusión de que supusiera una catarsis para mi alma hace unos meses. Que todos los días a las siete de la mañana me cruzo con las mismas personas con cara de "otra vez lunes"en la parada del autobús. Que si vuelvo a escuchar El Cascanueces me pondré a bailar con la fregona en medio del salón. Que he estado pensando en abrir otro blog en secreto, para contarte todo lo que no te conté nunca, pero entonces me di cuenta de que ya te lo había dicho todo. Que tengo un tantos recados pendientes que ni dormir puedo tranquila. Devolver los libros a la biblioteca. Hacer la traducción de la ONG. Hacer las evaluaciones de los niños. Respirar. Depilarme. Comprar cous cous. Mandar un paquete. Comprar folios. Depilarme. Llorar. Volver a respirar. Buscar clases de yoga. Buscar talleres de escritura donde me enseñen a poner en orden todo este vómito de ideas nimias. Acabar el libro. Porque me encuentro en el punto de no retorno: donde todo acaba (o empieza).
*Para los que, como yo, tampoco sabéis de figuras retóricas, os diré que se trata de eso de repetir el primer día del resto de mi vida hasta que os sangren los ojos (o al menos eso dice una fuente fiable al 100%: un trabajo de El rincón del vago)
Eso de depilarte puede llegar a ser totalmente innecesario :)
ResponderEliminarJo q lucida se está durmindo so 4 horas entre as miñas sabanas, mardito sexa ryanair.
Bicos Licuada
[Comienzo de tramo de reduplicaciones] Me pica el culo de tanto estar sentada, así que me levanto y voy al baño para hacer pipí antes de ir a dormir. Después aprovecho para lavarme los dientes mientras me rasco el culo. Como ya tengo el pijama puesto, solo me queda volver al ordenador, leer la nueva entrada de tu blog y escribir este comentario para decir "buenas noches" y darme cuenta de que después de tanta leria me sigue picando el culo [fin del tramo de reduplicaciones] :)
ResponderEliminaramor, permíteme que sea yo quien te lo diga pero... dudo que algún día el orden llegue a tu cerebro (por propia experiencia, digo). ainda asi, como yo te amo, nadie te amará (me encanta este rollo bollero :P)
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