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Gigantes en Castilla

segunda-feira, 23 de agosto de 2010

Badajoz o "yo, si fuese pacense, sería muy vaga"

El caso es que sabía bien poco de Extremadura. Mi primera (y única) experiencia con la tierra de los conquistadores hasta el fin de semana pasado había sido aquel viaje con mis padres. Yo tenía 17 años y un pavo que me iba pisando, por lo que visitar el hermoso valle del Jerte, Cáceres, el castillo de Trujillo y las ruinas de Mérida no suponía un plan trepidante. 

Cinco años después, he vuelto. La verdad es que tampoco fue el mejor momento para ir. No es que no tuviera ganas de ir (Dios sabe las ganas que tenía de ver a mis compañeros de piso en salsa pacense), sino que el plan "a Extremadura un viernes por la tarde en pleno mes de agosto" no iba a resultar ni fresco, ni relajante, ni . Madrid es lo que tiene, que nadie se quiere quedar en verano y huyen como ratas. Huyen a Talavera, Toledo, Mérida, Plasencia... huyen en dirección Badajoz. 

Pero en fin, la ciudad no ha sido la más bonita, ni morena (aunque sí gitana) que he visto, pero ha sido una grata sorpresa, sobre todo después de las barbaridades que había oído: entre mis compañeros de piso y Callejeros (parece que uno de cada cuatro programas es sobre Badajoz...) me esperaba que el comité de bienvenida fuese un yonki con navaja. Nada más lejos de la realidad. 

El barrio antiguo (casco vello, para entendernos) medio andaluz, medio árabe se ha convertido en un centro comercial al aire libre con unos toldos bien apañaos para cobijarnos del calor sofocante que hasta los madrileños han copiado para su calle Preciados. Si bien las aceras, comercios y el toldo (por Dios, no olvidarse del toldo) estaban estupendísimos, la suciedad se te espetaba en las narices en algunas calles. 

El Alcazaba (que sigue siendo un misterio para mí lo que significa esa palabra) te da unas vistas preciosas de la ciudad: el río (... Guadiana. Nota mental: buscar en Wikipedia qué ríos pasan por las ciudades que vaya a visitar de ahora en adelante) , las callejuelas, la Giralda (ahora, un 20% más extremeña) y los puentes

La Plaza Alta, la vista del skyline de Badajoz (a ver si solo Nueva York va a tener skyline...) desde le puente viejo, el paseo con el carril-bici realmente pequeño y el parque de Castelar completaron mi visita turísitica. 

Badajoz, además tiene una catedral (eso, iglesia que no falte), el diario Hoy, muchas, muchas palmeras (cosa que, igual que la palabra Alcazaba, es otro misterio...) y un sinfín de detalles más, que espero descubrir en otra visita (en otoño, por favor). 

Solo te diré que en la tierra del jamón ibérico de pata negra de bellota y de lo que tú quieras, acabé comiendo las delicatessen más exquisitas del lugar: un perrito con lata por un euro y medio en el banco de un parque. La buena compañía hizo el resto. 


(Sí, de vuelta a Madrid había atasco...)

1 comentário:

  1. ¡Me alegro de que haya sido una grata visita para tí! ¡Encantado de hacerte de anfitrión! Un abrazo y hasta la próxima vez

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a ver, princesa, dime...