Molinos

Gigantes en Castilla

sexta-feira, 10 de dezembro de 2010

Un vestido y un amor

Yo no buscaba a nadie y te vi.
Lo cantaba Fito Páez hace ya muchos años: hablamos del peligro de estar vivos. En el ascensor del trabajo me cruzo con un señor que ya ha pasado los 65 y no puedo evitar imaginarme cómo seré yo dentro de cuarenta y dos años. Más que en el resultado (sé que cuando me jubile seré una hermosa anciana con la cara llena de arrugas de tanto reirme), me ha empezado a preocupar el proceso. Las incertidumbres a las que nos enfrentamos estos días hacen que una se cuestione el futuro más que nunca. Por eso, cuando el hombre a las puertas de la tercera edad declara que ahora lo importante es que te hagan fija, me pregunto hasta dónde podemos y debemos llegar con la estabilidad por bandera. O, dado la vuelta, hasta dónde estamos dispuestos a arriesgar: ¿dejarlo todo, olvidar que una tiene un piso que pagar, unas facturas, unos viajes, e ir a trabajar de pinche a una cocina thailandesa? ¿Olvidar Madrid, Galicia, España, el español, cualquier lengua que pueda conocer?

Sería un auténtico disparate, desde luego, y probablemente haya una variedad de grises entre el blanco y el negro, todo es cuestión de buscarlos. No obstante, mi profesora de yoga nos dijo una vez que, a veces, es bueno 'forzar la máquina', tensar el músculo hasta que esté al borde del desgarro para que luego cuando se relaje, el relax sea máximo. Como cuando te aguantas el pis: cuando vas al baño es un alivio comparable a pocos placeres mundanos.

Tal vez yendo al extremo, una vuelve al punto de partida (como he vuelto mil veces) y aprenda a que, en realidad, ni la incertidumbre es tanta, ni está tan sola como piensa, ni es tan infeliz como presumía. 



1 comentário:

  1. me gusta.
    y cuenta conmigo para la cocina thailandesa, jamaicana o cancunense.

    ResponderEliminar

a ver, princesa, dime...