Molinos

Gigantes en Castilla

quinta-feira, 27 de janeiro de 2011

"Regreso a Lisboa" o "de cuando me pasé de vueltas y volví a los 20"

Tengo una nueva obsesión. (Lo que te faltaba, chata.) 30 rock. Tony B, Eddie Falco, cultura americana, Alec Baldwin de tiburón de las finanzas republicano, Tina Fey de mujer bizarramente atractiva acercándose a los cuarenta con una vida caótica, pocas horas de sueño y una dieta del todo inapropiada con la que me siento peligrosamente identificada.

De Victor Nuno
Esto es, durante la última semana he dormido una media de seis horas y, bien por pereza, bien por falta de recursos, llevo tres días comiendo las galletas integrales que me sobraron de la última vez que hice tarta de queso y bebiendo Coca Cola. Claro, está el desayuno de las 10 en el trabajo, que me mantiene consciente las 18 horas diarias que estoy despierta.

Y eso que las ocho que estoy delante del ordenador de la oficina, me cuestan: el aburrimiento ha llegado a cotas impensables hace un tiempo. Tanto que hace una media hora estaba leyendo un blog titulado “El diablo viste de Zara” escrito por una sevillana que se define como una periodista sin vocación y cuyo libro preferido es Los pilares de la tierra (y ya sabes lo que opino yo sobre la gente que lee a Follet, ¿verdad?) A lo que hemos llegado, negra, al rollo Bradshaw.

Las otras 10 las he dedicado básicamente a Jack Donaghy y a los monstruitos a los que le doy clase dos veces por semana. Jack no para de darme alegrías; los bichos quinceañeros son una pequeña franja de Gaza en Madrid. Magnífico. Todo podía ser color, fantasía y jolgorio y tener en clase a un tunecino y un egipcio. O un chino y un norcoreano (sería extraño, no obstante). O un español y un portugués (no estoy segura de que esto funcione). O qué sé yo… un perico y un merengue. Pero no. Tengo a un judío y a un palestino. A un bético y a un sevillista. Menos mal que tengo un carácter fuerte y decidido y soy de esas personas que ponen a la gente en su sitio, los puntos sobre las íes. Por favor, ¿alguien me presta algo de mala hostia?

A pesar de todo, me encuentro insólitamente bien. Tal vez son las clases de Pilates a las que me he apuntado, esa loca que tengo por profesor me alegra los días.

¡Vamos, rubias, subid esos culitos! ¡Mirad, como yo! [Movimiento pélvico muy ascendente y muy gay.]

O tal vez es que me gusta. Claro que me gusta. ¿Nos gusta? Tener legajos apilados en la mesa para que un día se nos ocurra ordenarlos o tirarlos. La ropa apilada en la silla y hecha ovillos en el armario para doblarla como lo hacen marcialmente las chicas del Breska un domingo tonto. Los archivos desperdigados por el escritorio del ordenador para que un día nos dé la fiebre CREAR>NUEVO>CARPETA y más subcarpetas hasta tenerlo todo bien categorizado. 

¿Nos gusta tener la vida patas arriba para poder bajar los pies en la tierra de vez en cuando?

1 comentário:

  1. Creo que alguien necesita una visita urgente que le ordene la trinchera. Digo, la habitación! Tendré que hablar con LaU. Aunque ya sabes que a nosotras, si no es agosto, Madrid no nos mola.

    :)

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a ver, princesa, dime...