Como los traigo, oiga.

Me estoy aficionando a esto de escribir desde clase de económicos. A juzgar por las páginas de hotmail, fotolog, facebook y demás herramientas de comunicación que aparecen en las pantallas de mis compañeras, la crisis financiera mundial no parece un tema muy apetecible a golpe de lunes.

Entre inyecciones de liquidez holandesas y rescates de bancas variadas, la maestra nos ha dicho que... no sé que conocimientos de informática tenéis, pero quiero que sepáis que las presentaciones de Power Point tienen efectos asociados, es decir, podéis elegir cuando aparece el texto en la presentación.
Ahí queda eso.
Yo, por mi parte, me he dedicado a realizar un estudio de campo sobre el uso y adsiquisición de la ropa interior masculina. No ha sido todo lo exhaustivo que debería, pero las conclusiones inmediatas claman al cielo.

En un momento Durex de pasión descontrolada, los gayumbos Rotweiller en negro y naranja hacen tambalearse la libido de la mismisima Cicciolina. ¿Por qué siguen entonces en circulación los calzoncillos tipo mantel-de-picnic? Resulta que nuestros padres, hermanos, novios o amigos, eligen el formato de la prenda en cuestión, a saber, bóxer, slip, tanga... Colores, estampados, dibujos, etc. no parecen tener importancia.

Porque de comprar los calzoncillos se encarga, de toda la vida, mamá en un principio y cariño más adelante. De esta manera, hijas, hermanas, novias o amigas han tenido que enfrentarse en algún momento de su vida a modelos como los que aquí se presentan.

El primer modelo es del omnipresente Bob Esponja, de amarillo, para los que no le tienen miedo a las tablas. Siguiendo con los motivos televisivos, los Cazafantasmas, pero quien dice Cazafantasmas dice Snoopy, Supermán o, para los más atrevidos, Piolín. Y por último, los clásicos, de corazones, en su versión más canalla.

A lo largo de varias semanas, sólo 3 de los casi 20 caballeros encuestados declararon ir al Carrefour o a la feria a comprarse sus propios calzones. Para preservar su anonimato diremos que llaman Marcos (estudiante de industriales), Cristian (informático) y el pinchadiscos del Habana 20. No es lo que tienen... es lo que son.

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