Unos veinte intelectualoides postmodernos se paseaban por la exposición de Ryan McGuiness, Estudio Franquicia. Se trataba de entrar en el taller del artista. Una silla con un libro de Stephen King. Unos cubos de pintura sobre los que reposa un gran lienzo a medio pintar. Post-it por toda la mesa del escritorio. Carteles. Sobres. Facturas. La estancia es tan caótica como lo era mi casa días antes. Reconforta saber que no eres la única que vive en la inmundicia.
De repente, los veinte intelectualoides postmodernos despiertan de su sueño gafapástico a ritmo de Mamá se llevó las pilas y minutos más tarde confirman que hay un topo entre sus filas eruditas cuando Homer vuelve al ataque con su mítico Oh Mindy (bueno, bueno, bueno). En efecto, me había llegado un mensaje y acto seguido una llamada. Había dejado de ser parte de un selecto club de entendidos en la materia que nos concernía... el taller desordenado de un tarado.
El caso es que resabidillos que creen haber inventado el agua templada proliferan como caracolitos después de una tormenta. Por eso da gusto ver que todavía existen frikazos de los de antes (siendo antes 10 años atrás) que se apasionan por algo y te lo cuentan de forma que tú acabes apasionándote (más aún) por lo mismo. Es lo que pasa con Los Soprano forever, definida como el Antimanual de una serie de culto y que reflexiona más allá de la serie para hacernos ver la sociedad postmoderna, sórdida e hipócrita en la que vivimos.
El rey, la reina y yo queremos expresar nuestra repulsa e indignación por el hecho de que la serie más longeva (y para más inri aún en antena) de la televisión española no tenga un libro como este que nos presentas.
ResponderEliminarYo no pasé de la primera temporada de los Soprano, creo q no merezco vivir.
ResponderEliminarEn unos dias tienes huéspedes ladillas a los que pasear x la capi :)
Bicos Licuada