Molinos

Gigantes en Castilla

sexta-feira, 17 de setembro de 2010

El centro de salud es como el camarote de los hermanos Marx

Nadie en esta sala parece del todo cuerdo. Incluso yo: meso mi pelo como de costumbre y succiono la lengua como hago habitualmente, igual que un niño de teta. El anciano está terriblemente preocupado por que nadie se le cuele: "El señor que iba antes que yo se ha ido... así que me toca, ¿eh? yo soy el siguiente, ¿eh?" insiste una y otra vez. Los coreanos... más perdidos que dos coreanos en un ambulatorio de atención primaria en Madrid, no se enteran ni en qué consulta les toca. A mi derecha se sienta lo que parece un ex-convicto con aire de yonki y un tatuaje carcelario en la mano izquierda.

Mujeres con pamela como si fueran la misimísima duquesa de Cornualles, un hombre con pinta de intelectual argentino, un señor con dos bastones en la misma mano. Obesos y obesas. Viejos, muchos viejos reunidos, como en una fiesta de quintos. ¡Qué grandes tienen las orejas los viejos! El ansioso por entrar se está impacientando. Se levanta y lee los carteles de las paredes que seguro está cansado de ver tarde a tarde en este club social en que se ha convertido el centro de salud. (Por cierto, en el momento de entrar a la consulta descubro, para mi sorpresa, que es padre del pibe intelectual). Todo al son de un crío berreando a grito pelado: debe tener calor. 

Me pongo a escribir en la agenda para parecer algo menos perturbada. No lo consigo: he empezado a observar detenidamente a todos los que me rodean. Deben pensar que planeo algo sórdido y peligroso. Levanto la vista, observo y escribo. Sí, sin duda estoy tramando algo. 

Me consuela y relaja pensar en la sesión de belleza-limpieza que me voy a dar en... digamos una hora. Ducha (con el nuevo jabón de avena que, por cierto, no me puedo permitir), mascarilla para el pelo, exfoliante de cuerpo, de cara. Me depilaré el bigote labio superior (que una se va dejando y un día se levanta siendo la prima gallega de Cantinflas), encenderé una vara de incienso y sonreiré al son ahora de Bessie Smith.

2 comentários:

  1. Ante todo espero que te haya sentado bien el baño y que no hayas ido al ambulatorio por nada malo y después de dicho esto hago mi comentario: ¡¡¡Tremendo!!! Pensé que nada superaba a los catorce Heredia-Flores-Montoya (no soy racista, pero sí un poco de tópicos) todos reunidos en la sala de espera, a los viejos que te tocan al lado y no te paran de hablar o al trío de señoras que parece que están en un velatorio... pero tú además de una entrada de blog podrías hacer casi un documental.
    Un saludo :)

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  2. Una vez le dije a un coreano "Puf....Que sequía" porque me aburría mucho y se asusto porque "quesequía" significa "hijo de puta" en coreano.

    Ale, así ya puedes entablar conversación con alguno de tus compis de sala de espera en la próxima visita ^^

    (lo del "camon beibi" ese lo haces por los "aipads" verdad?)

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a ver, princesa, dime...