Molinos

Gigantes en Castilla

quarta-feira, 18 de agosto de 2010

Suena Obsesión de Pedro Flores

Al son de una canción de jazz melancólica, el hombre de la camiseta a rayas, que bebe cerveza, mece sus pies. La taberna se impregna de la tristeza y del dolor que transmite el saxofonista tenor. Yo incluida. Delante de mi refresco sin gas observo al caballero de la primera fila y me quedo ensimismada contemplando su balanceo suave. A mi derecha, un hombre de unos sesenta años tamborilea con sus dedos la barra al lado de su whisky on the rocks. Me ha estado doliendo la pierna y la melodía lastimera que sigue sonando no ayuda a olvidar las molestias. 
Después de tres temas, presentan a la cantante, una perfecta desconocida (por mi pura ignorancia) para mí. Se sube al escenario del Populart Danae Bautista: cubana, delgada, con el pelo rizado, una voz brillante, ciega y sin un brazo. Todo parece indicar que el ambiente decadente va a continuar, como si el hombre del piano de Billy Joel estuviese presente. Nada más lejos de la realidad. 
El saxo alto empieza a avivar la sala, el pianista, hasta el momento casi marginal, entona notas rápidas y vivaces y Danae canta con fuerza, dinamismo y alegría, mucha alegría. Los ritmos caribeños se mezclan con el jazz más oscuro y una pareja de chicas se levantan y bailan, bailan con la misma alegría con la que Danae nos deleita. El hombre de la camiseta a rayas mueve sus hombros con energía y, por primera vez desde que estoy en el bar, sonríe. Se ha terminado su caña. El viejo de la barra se arranca y mueve con vitalidad sus pies: esta bailando salsa. Ya no le queda whisky.
Veinte minutos más tarde ni me acuerdo de mi pierna y me encuentro riendo, meneando la cabeza y tarareando una vieja canción versionada. He terminado mi té frío. 

1 comentário:

  1. naniano noniano noniá :D
    dan ganas de botarse a bailar ajarraos.
    Bicos Licuada

    ResponderEliminar

a ver, princesa, dime...